sábado, 10 de diciembre de 2011

Carlota

` Mi mente no dejaba de girar. El miedo y la incertidumbre se apoderaban de mí. Era mi cuerpo, el cuerpo con el que esta mañana había abrazado a Carlota. Ahora nunca más la vería. Nunca le dije que la amaba, tenía miedo y nunca se lo dije cuando sabía que lo sentía. Fui un cobarde mientras viví a su lado. Entonces la vi, venía llorando hacía mi cuerpo. Lo abrazó tan fuerte como si aún tuviese esperanzas de que despertara.
Se quedó mirando al lugar desde donde la observaba, desde donde observaba todo, muerto. Pensé que sabía que estaba allí. Luego bajo los ojos hasta mi cadáver y lo besó. En ese momento entendí que no me veía y que nunca más podría verme. Un policía la alejo de mi cuerpo, mientras yo gritaba y nadie me oía, subieron mi cadáver a una camilla y me metieron en una bolsa. Me sentí vivo hasta el instante cuando vi de frente los ojos tristes de Carlota. En ese momento de verdad estuve muerto, entonces desaparecí.

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