lunes, 17 de octubre de 2011

El final se transforma en un nuevo comienzo, siempre.

A- Y sí, me duele, me duele no tenerte al lado, me duele que estés tan lejos, me duele no verte, no respirarte. Me mata lentamente todos los días la ausencia de tu aroma en mi piel.
B- ¿Y por q nunca me buscaste? ¿Por qué no regresaste?
A- Porque más me dolía verte, amarte y respirarte, sabiendo que llevabas el nombre de alguien más tatuado en el alma. No podía seguir viviendo contigo sabiendo que jamás serias totalmente mía.
B- ¿Y si hubiese sido tu nombre el que estaba en mi alma? ¿Qué hubiese pasado?
A- Si hubiese sido mi nombre jamás me habría ido, me hubiese quedado aquí luchando por ti, porque te amo. ¿Acaso no lo entiendes?  Si me hubieses amado, yo te habría hecho feliz todos los día por el resto de tu vida.
B- Siempre quise amarte, eres perfecto, pero...
A- Lo entiendo, eres de alguien más, eso pasa, a mi me está pasando justo ahora contigo. No puedo tenerte, pero no puedo amar a nadie más como a ti. Tenía meses sin verte, he estado con otras mujeres, pero no puedo respirar bien estando a tu lado sin besarte sin hacerte mía hasta dejarte sin aliento. Estoy aquí aguantando las ganas de lanzarte en la cama y hacerte el amor. Pero a ti nadie te completa con él y a mí nadie me completas como tú. ¿Qué sádica ironía no lo crees?
B- Si te consuela no soy feliz, nunca voy a serlo, estoy rota al igual que tu, amando a alguien más, alguien que no me ama. O al menos creo que lo amo, tengo dudas. Ya no sé si lo quiero, Peter. Estoy sola, tratando de averiguar cómo vivir sin ustedes. No sé cómo explicarte lo que siento por ti. No se estar sin ti.
A- El único consuelo que podría tener es que alguien te este haciendo feliz, que alguien te haga sonreír todos los días. Mi consuelo sería que no estás conmigo porque conseguiste alguien mejor.
B- No hay nadie mejor que tu. Pensé que con estar contigo iba a ser suficiente para ser feliz, eres lo mejor que me paso en la vida, pensé que todo estaba bien, pero te fuiste esa mañana. ¿Por qué?
A- Tú creías que no notaba cuando te escapabas, pero si lo hacía. Veía muy de cerca cuando ibas a encontrarte con él en tu mente todas las mañanas, lo notaba en tu sonrisa, ese día no pude aguantar más verte soñando con él en nuestra casa. En nuestra vida siempre iba a estar él antes que yo, así que me fui, te deje con su recuerdo.
B- Lo dices como si no hubiese estado contigo, cada vez que te besé, te besé a ti, a nadie más. Cada vez que hicimos el amor, era a ti a quien le entregaba mi cuerpo. A él solo le di ese momento en las mañanas, lo demás era todo tuyo, yo era toda tuya. Jamás quise hacerte daño, es que no podía...
A- No podías evitarlo, lo sé, yo me escapo a encontrarme contigo, a besarte otra vez.
B- ¿Por qué no quisiste seguir intentando? Lo hubiésemos conseguido.
A- Porque por mucho que trate nunca pude sacarte esa sonrisa que tenias cuando pensabas en él. Me comía vivo la duda de si lo lograríamos o no. No podía quedarme, me estaba matando estar ahí.
B- Si te sirve de algo, también te amo. Te necesito más que a él.
 A- Yo lo sé, pero no es suficiente, no puedo conformarme. No me pidas que lo haga. Tengo que irme.
B- Eres la única persona que me ama complemente, y conoce todos mis defectos. Ni siquiera él los sabe. No puedo vivir sin ti. No quiero vivir sin ti. Te amo, ¿no lo ves?
A- Si me amaras no me pedirías que me conformara con los pedazos de tu alma. Lo sé, porque yo jamás lo haría contigo, nunca.  Cada vez que me necesites estaré aquí para ayudarte como ahora, pero no puedo volver a lo de antes. Adiós princesa, ha sido un placer amarte.
B- No te estoy pidiendo que te conformes, ¿es que no lo entiendes?, al fin me he dado cuenta de que vivía aferrada a un recuerdo, a un fantasma, no a un amor. Ahora es en ti en quien pienso y no en las mañanas, sino siempre, es contigo que quiero pasar el resto de mis días. Eres tú el único, dame una oportunidad para demostrarte que puedo hacerte feliz. No me escapare a ningún lado. Lo juro, sabes que puedes creerme.


Él la miro con el corazón acelerado por sus palabras, por un instante se permitió ilusionarse, soñar, luego pensó en que él jamás podría decirle esas palabras a nadie. Que su corazón era de ella, imposible cambiarlo, imposible prometérselo a alguien más.  Entonces se dio cuenta, ella lo amaba también, al fin lo tenía todo para ser feliz, al fin la tenía a ella. Se acerco a ella, la tomo entre sus brazos, la besó por fin sin dudas, sin creer que podía estar pensando en alguien más. Era suya. Nunca fue tan feliz como en ese instante.

sábado, 15 de octubre de 2011

Italia 1565

    Nuestra historia comienza en Italia en 1565, donde las noticias impresas o manuscritas habían despertado el temor de los gobernantes, quienes intentaron reprimirlas. Sobre todo los papas que se encontraban en una intensa lucha contra la reforma, y necesitaban imponer silencio a los informadores.

    Dentro de este contexto se realiza una historia aun más íntima aun más personal, es la historia de un joven adinerado llamado Mattia Giannantonio, criado en la religión católica, allegado a la iglesia, fiel a las misas y benefactor de los monasterios, culto, había aprendido a leer y a escribir con los monjes, él era un hombre sediento de información, curioso al extremo, y el mantenerse informado para él era la más ferviente necesidad. A través de las gacetas clandestinas que recibía a espaldas de la iglesia comenzó a interesarse por el tema de principal polémica en aquel tiempo, “La reforma protestante”; las noticias venían de Alemania, donde se hablaba de los numerosos problemas de corrupción eclesiástica, falta de piedad religiosa, y las ideas de Lutero donde se negaba la autoridad suprema del papa sobre la comunidad cristiana. Entre más Mattia leía más información necesitaba, a medida que leía su fe se iba debilitando, empezó a dudar de la iglesia, del papa, y de todas las autoridades eclesiásticas.

    En su tiempo en el monasterio se había hecho muy amigo de uno de los monjes, el copista principal, quien transcribía los textos pero no sabía leer, sólo se dedicaba a copiar exactamente los símbolos sin conocer el contenido de los textos. Una mañana Mattia se dirigió al monasterio, con grandes donaciones como de costumbre y se quedó un rato hablando con Marco, el monje inocente de las intenciones de su amigo, lo invito a pasar al salón de copiado y le ofreció algo de tomar, Mattia se sentó cerca de la ventana desde donde se contemplaba un campo lleno con inmensos manzanos y comenzó a charlar sobre el estado de las cosechas, el ganado, y pregunto por la hermana de Marco, Antonella quien tenía días enferma. Marco se ausentó del cuarto un momento mientras que se dirigía a buscar un poco de vino para ofrecerle al invitado. Mattia mientras tanto aprovechó para mirar en los libros secretos, y la información que le llegaba al monasterio directamente del Vaticano, descubriendo cosas absolutamente increíbles para él, cosas que terminaron de quebrantar su fe. En esos papeles además de información sobre las sagradas escrituras se encontraba información de lo que habían hecho con autores de algunos de los libelos publicados en los últimos meses.

    Cuando Marco regresó, brindaron por la salud de Antonella, porque Dios bendijera las cosechas, y rápidamente Mattia lo transportó a temas más actuales, preguntó por la serie de gacetas que habían estado apareciendo atentando en contra del papa y la iglesia, la respuesta de Marco fue simple y cortante:“Todo aquel que atente contra el papa que es el máximo representante de Dios en la tierra será castigado tanto por el Señor como por las leyes, realmente no se que ha pasado con las gacetas sólo sé que tienen una semana que han cesado, tal vez Dios iluminó sus corazones y les otorgo el arrepentimiento”; la verdad era otra, si Marco la conocía o no, se volvió irrelevante. Mattia se retiró, con rabia en su corazón y tristeza porque no hay nada peor que perder la fe en algo en lo que creías con todo tu ser.

    Al volver a casa, Mattia escribió su primera gaceta, donde contaba que había ocurrido con los escritores de las anteriores gacetas, donde explicaba como les habían arrancado la lengua, cortado las manos y dejado a sus familias en la calle, sólo por opinar diferente, sólo por reproducir la verdad, por propagar las noticias que recibían de Alemania, en las cuales según la interpretación de Lutero de la Biblia todos los cristianos eran sacerdotes sin necesidad de ninguna ordenación especial y negaba la autoridad suprema del papa sobre la cristiandad universal. Se criticaba así mismo los numerosos sacramentos de la Iglesia Católica, y afirmaba también que los poderes civiles debían tener plena autoridad política sobre la Iglesia Católica. Las gacetas de Mattia se convirtieron en las más temidas por la iglesia, la recompensa para el que denunciara al autor de las mismas, era gigantesca, una pequeña fortuna.

    Gracias al dinero de Mattia, su identidad había permanecido oculta, siempre pagaba para que las gacetas fueran lanzadas en la plaza publica de madrugada, y nadie lo había descubierto. Mattia mantenía las publicaciones en su cuarto hasta que las entregaba para ser repartidas. Una noche después de terminar su gaceta, se fue a un bar, le hacía falta vino, y e; calor de una mujer bella que lo complaciera. Al entrar al bar se sentó en la barra, pidió una jarra de vino y se sirvió un trago, y al voltear la vio, bella, sensual y con cara de ángel, había entrado al bar, la mujer que él debía llevarse a la cama esa noche, con un cuerpo de sirena, con unos labios de cereza, se aproximó a la barra, Rosalía, la perdición de Mattia.

    Él la invito a un trago, la sentó a su lado, y al cabo de pocas palabras, la tomó por la cintura, la acercó a él, sintió su aliento, le habló al oído, y la sacó del bar, la llevó a su casa, a su cuarto y a su cama, donde le arranco la ropa rápidamente, la beso completa con ternura y pasión, nunca nadie la había besado de esa manera, se monto sobre ella con delicadeza pero con mucha fuerza, y la hizo suya, esa noche Rosalía no se perteneció, esa noche fue de Mattia, hicieron el amor por horas hasta quedarse dormidos del cansancio, uno al lado del otro abrazados, cuando Rosalía se despertó, sintió curiosidad por ese hombre del que no sabía absolutamente nada, y empezó a pasearse por la habitación en busca de respuestas.

    Primero examinó el cuarto con detenimiento, era inmenso y se notaba la antigüedad de la casa, le recordaba a la casa de sus abuelos en Florencia, luego paso por los cajones donde guardaba la ropa. Observo las paredes, lo cuadros eran impresionantes, valdrían una fortuna seguramente. Un gusto impecable se vio reflejado en cada pieza de la casa, luego se acerco al escritorio, Mattia era un hombre muy solicitado, habían muchísimas cartas en el. Para su sorpresa descubrió que muchas de esas cartas provenían de Alemania con información de Lutero. Luego vio las famosas gacetas por las cuales Mattia moriría.

   Rosalía se vistió rápidamente, y se fue mientras él aun dormía, iba por la recompensa que valía su cabeza. En el camino a la comisaria, Rosalía no podía evitar sentirse culpable, iba a llevar a aquel hombre a la muerte por dinero, a ese hombre que la trato con cariño y le ofreció una noche maravillosa, antes de terminar de pensarlo estaba hablando con las autoridades y contándoles la historia de ese caballero que ella jamás olvidaría. A Mattia lo despertaron los oficiales tumbándole la puerta, lo arrastraron semidesnudo fuera de su casa, lo esposaron y lo subieron a una carreta, llevándolo a la plaza pública donde lo colgaron por traidor, lo último que vio fue a Rosalía entre la multitud diciéndole “adiós”.

¿Conoces la felicidad?

      Yo la conocí, tenía cuerpo de hombre, la miré de frente, y me besó en la boca, me besó con pasión, me sostuvo entre sus brazos, sus brazos, aún los recuerdo, yo quería aferrarme a ellos con todo la fuerza de mi alma, mientras me besaba, yo abrí los ojos, lo miré, era un sueño hecho realidad y en ese momento sentí que lo amaba, y en realidad lo hice. Miré a mi alrededor, casi pude observar los segundos pasando, la brisa sobre mi cara me decía que el tiempo se nos iba consumiendo lentamente, todo acabaría, sentí como lentamente fue soltándome, sentí como tristemente nuestro beso iba terminándose.

Entonces me besó en la frente, y me dijo que volvería, pero que no esperara encontrar la felicidad en ese mismo cuerpo, que sería en otro en el que volvería, me sonrió tiernamente mientras se alejaba. Yo corrí hasta él, lo detuve, y cuando lo tuve de frente, le dije que me regalara solo otro minuto de felicidad, lo miré fijamente, en esos ojos en los que podría perderme y ahora fui yo quien lo tomé entre mis manos y lo besé, lo besé con todo, en ese beso se fue mi alma, sabía que era el último, así que para que negar ya que lo amaba.

    Transcurrió el minuto, los segundos se sintieron pasar rápidamente, al acabar el beso, lo miré de frente, lo abrace fuerte, y le susurre al oído, un dulce "te amo", como yo jamás lo había dicho. Ambos sabíamos que debía marcharse, que nada dura para siempre, cuando se iba, él volteo y ahora era yo quien sonreía, ya que él se fue con la promesa de que volvería.

viernes, 14 de octubre de 2011

Indescriptible.

    ¿Alguna vez has sentido algo indescriptible¿Algo tan grande que te consume y que no puede resumirse en palabras? Eso fue lo que Ben sintió esa noche al pasar la mano por la cálida mejilla de Cristina y sentir lo frío de una lágrima que se deslizaba lenta y destructivamente por su piel de porcelana. Él pudo ver en sus ojos como se desvanecía el brillo que los caracterizaban y sabía porque. Había roto la única cosa en el alma de Cristina que no podría reparar. 


    Ya nunca más ella lo vería como su príncipe, ya no sería un cuento de hadas, todo se reducía a ese instante, ese desgarrador instante en el que el mundo se detuvo, su corazón dejo de latir, su mano se puso tan fría como la lágrima y su respiración se esfumo, sintió que le arrancaban el alma, en ese instante estuvo muerto. Luego ese instante paso como todo en la vida, la respiración se normalizó, sus manos retomaron su calidez pero el ritmo de su corazón nunca sería el mismo. Su corazón y el de Cristina latirían a otro ritmo por el resto de sus vidas, latirían como un corazón roto, dividido en dos cuerpos. Ese instante dejaron de compartir su alma pero siguieron compartiendo su vida. 


    Cristina lo perdonó o al menos ella inocente cree que lo hizo, pero en sus ojos estará siempre el claro recordatorio de que no es cierto y Ben lo nota todos los días. Igual la besa antes de ir al trabajo, igual cada noche hacen el amor, pero ahora sin brillo sin la magia de la ilusión. Sin amor o pasión por la vida, Cristina y Ben continuaron juntos, se adoraban, se querían, me atrevo a decir que se amaban pero nada puede hacerle cara a la decepción de un ser querido, a que la única persona que juro ante Dios nunca herirte te destruya. Puedes seguir adelante pero nunca podrás volver a atrás al momento antes de que todo lo que amaste muriera en tus manos. Al lugar antes de la tormenta.


     Ben nunca volvió a ver a Amanda, no la amaba ni la amo nunca. Pero eso Cristina nunca lo sabría. Ella seguiría mirando por la ventana soñando con su vida de antes, con su sonrisa de antes, sabiendo que nunca más la tendría. Mirando a su marido y preguntándose cada vez que él se pierde en sus pensamientos, si se estará encontrando con ella, si la estará abrazando otra vez, si la está besando en sus sueños justo a su lado. Y la verdad nunca lo sabría.