Nuestra historia comienza en Italia en 1565, donde las noticias impresas o manuscritas habían despertado el temor de los gobernantes, quienes intentaron reprimirlas. Sobre todo los papas que se encontraban en una intensa lucha contra la reforma, y necesitaban imponer silencio a los informadores.
Dentro de este contexto se realiza una historia aun más íntima aun más personal, es la historia de un joven adinerado llamado Mattia Giannantonio, criado en la religión católica, allegado a la iglesia, fiel a las misas y benefactor de los monasterios, culto, había aprendido a leer y a escribir con los monjes, él era un hombre sediento de información, curioso al extremo, y el mantenerse informado para él era la más ferviente necesidad. A través de las gacetas clandestinas que recibía a espaldas de la iglesia comenzó a interesarse por el tema de principal polémica en aquel tiempo, “La reforma protestante”; las noticias venían de Alemania, donde se hablaba de los numerosos problemas de corrupción eclesiástica, falta de piedad religiosa, y las ideas de Lutero donde se negaba la autoridad suprema del papa sobre la comunidad cristiana. Entre más Mattia leía más información necesitaba, a medida que leía su fe se iba debilitando, empezó a dudar de la iglesia, del papa, y de todas las autoridades eclesiásticas.
En su tiempo en el monasterio se había hecho muy amigo de uno de los monjes, el copista principal, quien transcribía los textos pero no sabía leer, sólo se dedicaba a copiar exactamente los símbolos sin conocer el contenido de los textos. Una mañana Mattia se dirigió al monasterio, con grandes donaciones como de costumbre y se quedó un rato hablando con Marco, el monje inocente de las intenciones de su amigo, lo invito a pasar al salón de copiado y le ofreció algo de tomar, Mattia se sentó cerca de la ventana desde donde se contemplaba un campo lleno con inmensos manzanos y comenzó a charlar sobre el estado de las cosechas, el ganado, y pregunto por la hermana de Marco, Antonella quien tenía días enferma. Marco se ausentó del cuarto un momento mientras que se dirigía a buscar un poco de vino para ofrecerle al invitado. Mattia mientras tanto aprovechó para mirar en los libros secretos, y la información que le llegaba al monasterio directamente del Vaticano, descubriendo cosas absolutamente increíbles para él, cosas que terminaron de quebrantar su fe. En esos papeles además de información sobre las sagradas escrituras se encontraba información de lo que habían hecho con autores de algunos de los libelos publicados en los últimos meses.
Cuando Marco regresó, brindaron por la salud de Antonella, porque Dios bendijera las cosechas, y rápidamente Mattia lo transportó a temas más actuales, preguntó por la serie de gacetas que habían estado apareciendo atentando en contra del papa y la iglesia, la respuesta de Marco fue simple y cortante:“Todo aquel que atente contra el papa que es el máximo representante de Dios en la tierra será castigado tanto por el Señor como por las leyes, realmente no se que ha pasado con las gacetas sólo sé que tienen una semana que han cesado, tal vez Dios iluminó sus corazones y les otorgo el arrepentimiento”; la verdad era otra, si Marco la conocía o no, se volvió irrelevante. Mattia se retiró, con rabia en su corazón y tristeza porque no hay nada peor que perder la fe en algo en lo que creías con todo tu ser.
Al volver a casa, Mattia escribió su primera gaceta, donde contaba que había ocurrido con los escritores de las anteriores gacetas, donde explicaba como les habían arrancado la lengua, cortado las manos y dejado a sus familias en la calle, sólo por opinar diferente, sólo por reproducir la verdad, por propagar las noticias que recibían de Alemania, en las cuales según la interpretación de Lutero de la Biblia todos los cristianos eran sacerdotes sin necesidad de ninguna ordenación especial y negaba la autoridad suprema del papa sobre la cristiandad universal. Se criticaba así mismo los numerosos sacramentos de la Iglesia Católica, y afirmaba también que los poderes civiles debían tener plena autoridad política sobre la Iglesia Católica. Las gacetas de Mattia se convirtieron en las más temidas por la iglesia, la recompensa para el que denunciara al autor de las mismas, era gigantesca, una pequeña fortuna.
Gracias al dinero de Mattia, su identidad había permanecido oculta, siempre pagaba para que las gacetas fueran lanzadas en la plaza publica de madrugada, y nadie lo había descubierto. Mattia mantenía las publicaciones en su cuarto hasta que las entregaba para ser repartidas. Una noche después de terminar su gaceta, se fue a un bar, le hacía falta vino, y e; calor de una mujer bella que lo complaciera. Al entrar al bar se sentó en la barra, pidió una jarra de vino y se sirvió un trago, y al voltear la vio, bella, sensual y con cara de ángel, había entrado al bar, la mujer que él debía llevarse a la cama esa noche, con un cuerpo de sirena, con unos labios de cereza, se aproximó a la barra, Rosalía, la perdición de Mattia.
Él la invito a un trago, la sentó a su lado, y al cabo de pocas palabras, la tomó por la cintura, la acercó a él, sintió su aliento, le habló al oído, y la sacó del bar, la llevó a su casa, a su cuarto y a su cama, donde le arranco la ropa rápidamente, la beso completa con ternura y pasión, nunca nadie la había besado de esa manera, se monto sobre ella con delicadeza pero con mucha fuerza, y la hizo suya, esa noche Rosalía no se perteneció, esa noche fue de Mattia, hicieron el amor por horas hasta quedarse dormidos del cansancio, uno al lado del otro abrazados, cuando Rosalía se despertó, sintió curiosidad por ese hombre del que no sabía absolutamente nada, y empezó a pasearse por la habitación en busca de respuestas.
Primero examinó el cuarto con detenimiento, era inmenso y se notaba la antigüedad de la casa, le recordaba a la casa de sus abuelos en Florencia, luego paso por los cajones donde guardaba la ropa. Observo las paredes, lo cuadros eran impresionantes, valdrían una fortuna seguramente. Un gusto impecable se vio reflejado en cada pieza de la casa, luego se acerco al escritorio, Mattia era un hombre muy solicitado, habían muchísimas cartas en el. Para su sorpresa descubrió que muchas de esas cartas provenían de Alemania con información de Lutero. Luego vio las famosas gacetas por las cuales Mattia moriría.
Rosalía se vistió rápidamente, y se fue mientras él aun dormía, iba por la recompensa que valía su cabeza. En el camino a la comisaria, Rosalía no podía evitar sentirse culpable, iba a llevar a aquel hombre a la muerte por dinero, a ese hombre que la trato con cariño y le ofreció una noche maravillosa, antes de terminar de pensarlo estaba hablando con las autoridades y contándoles la historia de ese caballero que ella jamás olvidaría. A Mattia lo despertaron los oficiales tumbándole la puerta, lo arrastraron semidesnudo fuera de su casa, lo esposaron y lo subieron a una carreta, llevándolo a la plaza pública donde lo colgaron por traidor, lo último que vio fue a Rosalía entre la multitud diciéndole “adiós”.